El cultivo

Es conveniente, sobre todo en otoños e inviernos muy húmedos, realizar tratamientos preventivos antes de la floración. La floración de estas palmeras en ocasiones se ve afectada por el ataque de hongos, incluso antes de la eclosión de las brácteas que protegen las inflorescencias. Esto ocurre principalmente cuando se dan unas determinadas condiciones ambientales en los meses previos a la floración. Se aconseja a partir del mes de enero la alternancia de los fungicidas Azoxistrobin y Fosfito Potásico, fumigando bien el ojo de la palmera. (Para conocer las dosis de aplicación, fechas de uso, modo de actuación y forma de aplicación del producto, llamar a los teléfonos de contacto que aparecen en la web de la empresa)

La polinización de estas palmeras es un factor muy importante para garantizar el éxito de la cosecha final. Con una palmera macho se pueden polinizar varias palmeras hembra. En nuestras plantaciones de palmeras in vitro, tenemos también palmeras macho intercaladas entre las hembras por lo que la polinización se produce siempre de forma natural por medio del aire y las abejas. De todas formas, para aumentar el éxito de la fecundación, a finales marzo-1º abril empezamos a realizar una polinización manual conocida como entaconado o macheado que consiste en dejar ramilletes de polen en el ojo de las palmeras hembra, junto a las brácteas que protegen las futuras inflorescencias. Un ramillete de polen se puede partir en 2-3 partes y dejar esos trozos esparcidos por todo el ojo de la palmera. La polinización estará garantizada.

Respecto al riego y abonado no hace falta decir muchas cosas. Todo el mundo ya sabe que cuanta mas agua y abonado se aplique a la plantación, la palmera va a producir mas kilos de dátiles. Es prácticamente obligatorio dar un buen riego a 1º marzo que es cuando comienza el movimiento de savia en la palmera. Supone una buena actividad el labrar todos los años en invierno el terreno, profundizando unos 20-30 cm. Aireamos de esta forma el suelo y rompemos las raíces más superficiales, estimulando así su nuevo crecimiento. En primavera se puede aplicar a la plantación varios camiones de paja mezclada con estiércol fermentado de animal que mezclado bien con el terreno supone un extraordinario abono.

Es conveniente realizar un aclareo de los racimos durante la fase de engorde del dátil en la palmera. Con esto se consigue obtener un dátil de mayor tamaño y mas vistoso. En el caso de no realizarse esta operación, se obtendrán más kilos de dátiles pero estos serán más pequeños. Lo ideal es dejar 5-6 racimos por palmera y los demás podarlos. Dentro de cada racimo es conveniente realizar también uno o varios aclareos de los dátiles.

El embolsado de los racimos de dátiles es una actividad de gran importancia. Lo ideal es hacerlo a partir de la 2ª quincena de junio, con el dátil aun verde, si bien, en ocasiones no suele hacerse hasta el mes de septiembre, cuando el dátil está ya próximo a su maduración, evitándose de esta forma el ataque de los pájaros principalmente. El principal fin del embolsado, además del motivo que acabamos de mencionar, es para evitar la pérdida de dátiles por el “flaret” (coccotrypes dactylifera) que es un insecto curculiónido que perfora el dátil hasta el hueso cuando este está todavía verde y como consecuencia el fruto cae al suelo. En ocasiones el dátil puede permanecer en la palmera hasta su maduración observándose claramente el orificio de entrada del insecto en la superficie del fruto. Se pueden producir grandes pérdidas en la cosecha si no se toman las medidas oportunas. Una de estas medidas es eliminar durante el invierno todos los dátiles que han caído al suelo pues el insecto inverna dentro de ellos y en la cosecha del siguiente año sube a la palmera. Otra medida es la colocación de mallas anti-trips en los racimos de dátiles.

Las mallas anti-trips son unas bolsa o sacos de material sintético similar al nylon, con unas micro perforaciones lo suficientemente pequeñas para que no se introduzca el insecto pero lo suficientemente grandes para que pueda circular el aire por su interior. Las mallas utilizadas por nosotros tienen unas medidas de 0,75 x 1,50 mts. Estas mallas no son opacas y la luz solar incide sin problemas en el dátil. Se colocan atados a la pala del racimo y por la parte de abajo pueden ir abiertas o cerradas. Si van cerradas son más efectivas al ataque del flaret pero a veces por comodidad se dejan abiertas para no tener que ir abriéndolas y cerrando cada vez que se realiza el aclareo de racimos o se sube a la palmera para recolectar. Otra solución de embolsado más económica pero no tan efectiva es la utilización de bobinas de plástico que se cortan a la medida deseada. Van atadas a la pala del racimo y por la parte de abajo se dejan abiertas para permitir el paso del aire ya que en caso contrario el aire no circularía y se producirían condensaciones en la superficie del dátil con los consecuentes problemas de pudrición.

Una vez que el dátil ha alcanzado su máximo tamaño, todavía en fase inmadura (color verde), a lo largo del mes de septiembre va cambiando a una coloración amarilla y durante la 1º quincena de octubre empieza la recolección de la variedad medjoul. En la variedad confitera la recolección es un poco mas tardía y no suele empezar hasta finales octubre-1º noviembre. A finales de enero se puede considerar la temporada por finalizada ya que aunque aún pueden quedar dátiles en la palmera, éstos ya no maduran bien y no los podemos considerar como un producto de alta calidad. El dátil fresco maduro presenta un color entre marrón dorado y marrón oscuro y es altamente perecedero debido a su elevado contenido en agua y azúcares. Debe consumirse rápidamente o bien conservarlo en frío (nevera o congelador) y consumirlo mas tarde sin perder prácticamente propiedades.